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martes, 10 de noviembre de 2015

Nos preparamos para la gripe.


Me duele todo, ¡hasta la punta del dedo!. Esa es la sensación que se vive por dentro cuando el virus de la gripe nos alcanza. Pero esos son lo síntomas que presentan los niños más mayores y los adultos, fáciles de reconocer, ¿no? ¿Cuantas veces no hemos hecho de médicos en casa y hemos sabido reconocer: ¡tengo la gripe!? Pues bien, los niños pequeños también pueden tener la gripe, aunque en ellos puede ser bastante más dificil de reconocer; muchas veces puede pasar inadvertida, otras veces puede ser tan inespecífica y con síntomas tan generales que puede simular a cualquiera de los otros muchísimos virus de los pequeñines.

Por lo tanto, puede darle un cuadro de tos, mocos, fiebre, malestar, diarrea...... y entonces...¿qué tengo? ¿Un catarro? ¿Una gastroenteritis?..... Pues quizás sí, o ¡quizás una gripe!. Al fin y al cabo, la mayoría de los gérmenes que causan las infecciones de los peques son virus, (diferentes virus), y además muchos de ellos con síntomas similares.

Pensemos que podemos prevenirlo: ¡también existe vacuna!

¿Qué es la gripe?

La gripe es una infección viral causada por "el virus de la gripe" o más técnicamente conocido como H. Influenza. Es una enfermedad de las vías respiratorias que afecta a personas de todas las edades y condición social. Es una infección de gran importancia y que en invierno causa un gran número de visitas médicas y hospitalizaciones.

¿Qué sintomas tiene?

Los síntomas pueden ser muchos y variados, y eso va a depender mucho de la edad del paciente. La forma clásica cursa con fiebre elevada (38-40ºC), de comienzo agudo, escalofríos, tos, mucosidad nasal, dolor de garganta, malestar general, dolor muscular, dolor de cabeza, pérdida de hambre....
En los niños más pequeños puede presentar otros síntomas más inespecíficos y/o confundibles con otros virus como fiebre sin foco, náuses, vómitos, diarrea, dolor abdominal, conjuntivitis, bronquiolitis....

¿Cómo se contagia?

Pues básicamente por el aire. Y ...¿en el aire qué hay? Pues en el aire se quedan las gotitas que han dejado nuestros pequeños de casa al toser, estornudar....y en ellas están los bichillos. Nosotros que estamos al lado, respiramos el mismo aire... ¡y ya lo tenemos!
Y a parte del aire....el contacto es otra forma muy directa. Imaginaos la situación, los peques parece que nunca necesitan un pañuelo, con las mangas de la camisa o sus manos ya tienen suficiente... y después, ¿que hacen esas manos y esas mangas? pues abrazaros, tocar objetos que luego tocarás tú...etc....
Las personas tienen capacidad de contagiar la infección desde algún día antes de presentar los sintomas hasta 4-5 días después. Por o tanto, teniendo el virus por casa, ¡¡no hay forma de salvarse!!!!

¿Cómo se trata?
Pues bien, sé que mayoritariamente decimos lo mismo: ¡esto no tiene tratamiento!, pero es que repite que por suerte la mayoría de las infecciones de los niños son virales, y los virus no tienen tratamiento. Todo niño sano debería ser capaz de combatir por él mismo este tipo de gérmenes, eso sí: ¡mejor con un poquito de ayuda de papá y mamá!, es decir: 
  • con una buena hidratación para que no se deshidraten
  • con analgésicos y/o antitérmicos para la fiebre y malestar
  • con alimentos que le gusten y apetezcan
  • ...y con una buena dosis de mimitos.  Así el proceso es mucho más fácil , ¿no?
¿Puede tener complicaciones?

Evidentemente. como cualquier otra infección, puede haber complicaciones.
Puede favorecer a las bronquiolitis, neumonías (por el virus de la gripe o por sobreinfección por otros gérmenes), otitis media (sobretodo en los menores de 6 meses) y también predispone a que se descompensen otras patologías basales que puedan tener los niños.

¿Y cuando debo preocuparme?

Lo importante es saber diferenciar cuando puede estar sucediendo algo que se salga de lo normal. En este caso debemos consultar con el pediatra por si requiere alguna forma diferente de manejarlo:

  • Si persiste fiebre alta más de 3-5 días.
  • Si durante el proceso le notamos muy decaído, adormilado y/o poco activo.
  • Si la tos empeora con el paso de los días, si respira de forma agitada, si se queja de dolor de oído y la fiebre no ha desaparecido... 
  • El virus de la gripe no suele hacer aparecer manchitas en la piel, por lo tanto, si observamos algun punteado rojizo o manchitas rosas por el cuerpo junto a la fiebre que no desciendo o algún otro de los sintomas anteriormente descritos, debemos consultar con el pediatra para valorar la situación. 

Y ¿que hay de la vacuna? . ¿Podemos vacunar?

Hacia Octubre - Noviembre empieza la campaña vacunal de la gripe. Esta vacuna, como todas las demás no es obligatoria. Y es más, en España tampoco está recomendada de forma universal. Las recomendaciones del Comité Asesor de Vacunas y la AEPED de 2015-2016 respecto a la vacunación antigripal son las siguientes:

  • Grupos de riesgo: niños a partir de 6 meses de edad y adolescentes en determinadas situaciones de riesgo o con enfermedades de base como niños con cardiopatías, asmáticos, con hipereactividad bronquial, diabéticos, enfermedades renales.... Ampliar la información respecto a las situaciones de riesgo o enfermedades basales aquí: 
http://vacunasaep.org/documentos/recomendaciones-de-vacunacion-frente-la-gripe-2015-16
http://vacunasaep.org/sites/vacunasaep.org/files/recomendaciones_gripe_cav-aep_2015-16.pdf
  • Niños sanos a partir de los 6 meses de edad, adolescentes y adultos sanos que convivan con pacientes de riesgo.
  • Se insiste en la vacunación del entorno familiar cuando existan lactantes menores de 6 meses de edad con factores de riesgo, ya que estos no pueden recibir la vacuna antigripal. 
  • Es especialmente importante la recomendación de la vacunación antigripal en todos los profesionales sanitarios. 
  • Adultos > 65 años por tener más riesgos de complicaciones
  • Mujeres embarazadas para protegerse ellas y para proteger a su bebé gracias al paso de defensas por vía transplacentaria. 
La vacunación antigripal universal de todos los niños, en el momento actual en nuestro medio, no está generalizada. Pero, hay una serie de justificaciones que hace que cualquier niño sano mayor de 6 meses, y no incluidos en los grupos de riesgo anteriormente mencionados, pueda vacunarse frente a la gripe estacional si así sus padres lo solicitan y su pediatra lo considera conveniente. Estos motivos son que: 
  1. Los niños son la fuente principal de propagación del virus de la gripe en la comunidad
  2. Lo niños son los que mayor carga de virus propagan  y los que lo hacen durante mucho más tiempo que los adultos, 
  3. Las mayores tasas de incidencia son en menores de 15 años
  4. Presenta una elevada tasa de hospitalización en menores de 5 años.

lunes, 19 de octubre de 2015

¿Un pequeño tirano en casa?

"Cómo y cuándo establecer las primeras normas de conducta a los pequeños tiranos de la casa". 
Comenté que era un post que me hacía especial ilusión, porque para él necesitaba la colaboración de Lidia Ramos (Licenciada en psicología). Es un tema demasiado peliagudo como para considerarme capaz de daros consejos así sin más, así que sí lo hacemos, ¡lo hacemos bien!. Y así ha sido como se ha gestado esta colaboración entre pediatra y psicóloga, ¡genial!.

Me parece un post escrito con muchísimo tacto y cariño, muy aplicable para quien quiera hacerlo, muy reflexivo para quien tenga ganas. Ha sido un muy buen trabajo. Desde luego el éxito de todo esto reside en ¡aplicarlo!, y sobretodo en ponerle ese toquecito característico vuestro que le va a dar el carácter personal necesario para que sea aplicable a cada familia, porque cada casa es un mundo, porque cada niño es diferente y porque cada familia tiene unas características de vida únicas. 

Así pues, la idea es que: lo leáis con atención, penséis en el cariño con el que lo hemos escrito, y esperemos que sirva para tener algunas nociones sobre como empezar en este mundo que nadie nos ha enseñado con anterioridad: "El mundo de los pequeños tiranillos de casa". 

PD: ¡Gracias Lidia! 
                                                               Firmado con cariño: RAQUEL RAMOS y LIDIA RAMOS
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No hay un momento concreto en el que empezar a poner normas a nuestros niños. Los límites y las pautas de conducta forman parte de la vida, y como su propia vida, empieza desde el momento de su nacimiento. Durante el primer año de vida las necesidades básicas del bebé se limitan al cuidado, alimentación e higiene. Si cubrimos estas atenciones, siempre con el amor y cariño que el bebé necesita de sus papás, éste empezará a "confiar" en ellos. Pongo "confiar" entre comillas porque pensar que un bebé tiene la capacidad de reflexionar resulta inverosímil, pero claramente sí poseen mecanismos cognitivos que le permiten aprender con cada estímulo que reciben. Su forma de confiar en vosotros es comprobando que siempre estáis presentes cuando lo necesitan. Éste es el requisito esencial para que los niños desarrollen su autonomía y poco a poco vayan ganando la capacidad de aprender límites y normas.

Responder a las necesidades del bebé no es consentirlo ni malcriarlo, todo lo contrario. Darle todo el amor y atención posibles en este momento lo convertirá en una persona bien equilibrada. “

Cuando el bebé haya logrado alcanzar este primer paso, necesitará aún unos meses para madurar tanto física como psicológicamente hasta empezar a descubrir el mundo por sí mismo. 

Alrededor de los 6 meses, el bebé empezará a experimentar con ¡TODO!. Es normal, empieza a ser consciente de una multitud de estímulos completamente nuevos (A modo de curiosidad, no es hasta los 6 meses aproximadamente que el bebé alcanza ver como lo hacemos los adultos). Es en este punto del desarrollo cuando empezarán los primeros NO. Estas prohibiciones no serán banales y caprichosas, es que muy probablemente el niño ponga en peligro su integridad en algunas ocasiones (llevar objetos a la boca, tocar cosas punzantes, enchufes, etc...) Sin duda este será el primer capítulo de su aprendizaje sobre del bien y el mal.

¿Cómo decimos: NO?

  • No seas ambiguo: Decir no y sonreír a a vez lo confundirá, es normal. Sería ideal pronunciarlo con un tono de voz seguro y rostro serio, mostrando con nuestra expresión facial y corporal que estamos disconformes con lo que acaba de hacer. ¡Ojo con gritar! Si nuestra reacción es desmesurada el niño puede asustarse y el resultado puede ser contraproducente. La firmeza está entre lo ligero y lo autoritario
  • Reserva los "no" más rotundos para situaciones graves. Si el niño realiza una acción que pueda poner en peligro real su integridad o la de otros es normal que nuestra reacción sea más enérgica y firme. Queremos hacerle saber que no debe repetir esa conducta. Es cierto que a edades demasiado tempranas el niño no capta el mensaje que nosotros verbalizamos, pero sí el tono emocional en el que lo hacemos. 
  • Di "no" cuando sea necesario. Parece una tontería pero es un error muy común. ¿Diríamos "no" a un bebé que está aprendiendo a andar y se cae? Obviamente lo acompañaremos en su aprendizaje y lo ayudaremos repitiendo y repitiendo la acción hasta que el niño sepa hacerlo por sí solo. Si nuestro bebé está comiendo y se le cae el alimento de las manos, le ayudaremos y enseñaremos para que no se le caiga más. Por el contrario, imaginemos que le damos una galleta y la tira. Lo que está haciendo inconscientemente es preguntarte hasta dónde puede llegar con sus acciones. Si en ese momento le decimos -No, la comida no se puede tirar al suelo- el bebé empezará a interiorizar donde están los límites de lo que puede hacer y lo que no. 
  • Ser fieles a vuestra palabra. No os desesperéis y sed pacientes. El bebé es un pequeño "científico" ensayando que os pondrá a prueba continuamente. El niño aprende haciendo, nosotros somos los encargados de que si hemos dicho que no a algo, esa situación no se vuelva a repetir. Imaginemos que un bebé de 8 meses coge una pulsera nuestra y la empieza a morder (pudiendo ésta romperse y atragantarse). En vez de dejar que siga jugando con ella o quitársela de la manos una y otra vez, cógela y guárdala mientras le dices: -No , la pulsera de mamá no se puede morder-. A cambio, puedes darle un mordedor o un juguete que sí pueda morder. ¡Elimina y substituye!. Es probable que en breve se canse de éste también y coja por ejemplo el mando de la tele y lo muerda. Haremos entonces lo mismo que con la pulsera, quitarlo de su alcance y explicarle que eso NO se muerde, ofreciéndole algo que sí pueda morder y le diremos: -Esto sí puedes morderlo-. Es importantísimo ofrecer alternativas, así le estás enseñando a tu hijo que sus inquietudes son aceptables pero no con todo lo que está a su alcance. ¡Ánimos!. Es una lucha en la que la constancia es la clave!
Del año y medio en adelante el niño comenzará a ser autónomo y ahora los límites estarán enfocados a darle seguridad desarrollar su autocontrol y promver su autoestima. Ahora el niño ha desarrollado la capacidad de empatizar y formar imágenes mentales (son capaces de preveer qué pasará). Por eso además de utilizar los trucos descritos más arriba, podemos llevar a cabo otras conductas: 
  • Reforzar lo positivo: ¿No os gustaría que vuestro jefe os dijera lo bien que habéis hecho una tarea en vez de siempre resaltar lo negativo? Lo mismo piensa vuestro hijo. El niño ahora es capaz de entender que algo no se debe hacer, pero estaría genial si además le enseñaras cual es la manera correcta de hacerlo. Recompensar los buenos comportamientos es mucho más útil y beneficioso que destacar los malos. Cuando enseñamos a nuestro hijo a realizar alguna tarea nueva o cuando le ordenamos algo, deberíamos motivarlo elogiando con palabras y gestos de cariño hasta el mínimo esfuerzo que realice.  
  • Enséñale la conducta correcta y las consecuencias. Imaginaos que vuestro hijo está comiendo y se divierte tirando la comida al suelo desde su sillita. En este caso le mostraremos nuestra desaprobación diciéndole -la comida no se tira al suelo, ¡venga vamos a recoger!- Podemos poner al niño en el suelo y pedirle que nos ayude dándonos algún trozo de comida que se haya caído, le mostraremos como lo tiramos a la basura y le diremos que lo ha hecho genial. Es probable que mañana vuelva a repetir la travesura, entrando en juego aquí nuestra paciencia. Repetiremos la misma acción día tras día hasta que, sin duda, llegará un momento que mirará la comida y recordará que algo negativo sucede si la tira al suelo. 
Los tres primeros años de edad servirán para ir afianzando los prerrequisitos necesarios en el aprendizaje de las normas. A partir del tercer año los niños ya podrán entender lo que es una regla y cumplirla. En esta etapa podemos añadir conductas nuevas para enseñar normas a nuestros hijos: enseñarle rutinas y explicar el porqué de las normas. 
  • La importancia de las rutinas. Es muy aconsejable enseñar rutinas al niño y ser lo más repetitivos posibles. Será beneficioso acostumbrar al niño a seguir siempre una misma secuencia de acción con aspectos de su día a día. Si siempre seguimos los mismos pasos (Cuando la aguja de reloj está "aquí" es la hora de comer; ponemos en la mesa los tenedores y servilletas que nos dan papá y mamá, nos sentamos, y comemos) nuestro hijo interiorizará estos pasos y aprenderá a hacerlos solo. A medida que el niño vaya aprendiendo a realizar estas tareas de manera autónoma iremos añadiendo secuencias más complejas (Le enseñaremos a ir a buscar los tenedores al cajón y los pondrá él solo). ¡Recuerda!, hay que ser repetitivos y constantes con estas rutinas: déjale claros los pasos a seguir y asegúrate que siempre los cumple (rectifícalo en caso contrario y felicítale siempre que lo haga bien). 
  • Explica el porqué de las normas pero sé breve y contundente. Si manifiestas la razón en pocas palabras tu hijo te entenderá mejor. -No se muerde a los niños, eso les hará daño-, -Si no nos lavamos los dientes podemos tener enfermedades-. Cuando un niño entiende el motivo de una regla se sentirá más animado a obedecerla. Con esto buscamos que los niños no actúen por el premio o el castigo, sino que actúen por una conciencia del bien y el mal que irá incrementando progresivamente. Explicar el motivo de las reglas y dejar que el niño las lleve a cabo conducirá a nuestros hijos a poseer una claridad acerca de las consecuencias lógicas de sus actos. 

A pesar de que siempre intentaremos que no hagan las cosas por obtener un beneficio inmediato, estaría genial recompensar su esfuerzo a lo largo de un período de tiempo (una semana por ejemplo). 

Os propongo una idea buenísima para pactar normas y recompensar a vuestros hijos: La ECONOMÍA DE FICHAS. Es una técnica psicológica utilizada especialmente en niños para modificar conductar y promover aquellas que son más deseables. A continuación os dejo un par de links donde os podéis descargar dos ejemplos. ¡Rondan muchísimos más por internet! Podéis utilizar alguno de ellos, el que os guste más. 


La idea es utilizar una tabla donde estén los días de la semana y las tareas que queramos reforzar (lavarse los dientes, ir a dormir a "x" hora, recoger los juguetes, etc...) Pactaremos con nuestro hijo que cada día pondremos un "gomet" o dibujaremos una carita feliz :D en la casilla cuando haga correctamente la tarea. Es importante que el refuerzo (poner la pegatina o dibujar :D ) se haga inmediatamente después de hacer bien la tarea. En el caso de irse a dormir, podríamos hacerlo justo antes, de manera que una vez puesta la pegatina se meta directamente en la cama. Al final de la semana, si todos los días ha cumplido la tarea la recompensamos haciendo una actividad que le guste (iremos en patines, al cine, a la bolera o jugaremos con él). 




miércoles, 14 de octubre de 2015

¿Mi hijo se ha tragado una foca?

¡De golpe parece que en la habitación de tu hijo hay una foca! ¿¿¡Se ha tragado una foca!??.. _risitas_ Los papás se ríen cuando bromeo a los niños diciéndoles que saquen la foca que se han comido, pero a la vez asienten y dicen: ¡Síiii! ¡eso es lo que parece!

Bien, pues se llama laringitis. Estos días predomina en las consultas de pediatría y en las urgencias. Ha llegado el otoño, cambio de tiempo, nuevos virus, y con ello: las laringitis. 

La laringitis es una infección causada nuevamente por virus (¡sí, nuevamente los virus!), ya véis que son los fieles compañeros de nuestros niños. Al recalcar que la causa es un virus, ¡queda claro que esto tampoco necesita antibióticos!. Lo que produce es una inflamación de la laringe que es la causante de los síntomas típicos del proceso: tos perruna, afonía y estridor (el estridor no siempre está presente; depende de la intensidad del cuadro). A la tos perruna se le llama así porque precisamente recuerda al ladrido metálico de un perro, por lo que más técnicamente también se le llama tos metálica. El estridor es una especie de silbido que se produce en la garganta y que se le oye al niño al coger aire por la boca, y es debido a que la laringe se inflama tanto que dificulta la entrada de aire (como detallaré después, en este caso: caminito de urgencias en cuanto lo detectéis) 

En la medicina todo es evolutivo, y todo puede tener diferentes grados. Es por eso que los síntomas pueden ser desde una simple tos que tenga ese tono que la delata acompañada o no de fiebre, hasta que notemos una evidente dificultad respiratoria en el niño, con ese ruido al respirar tan característico y que difícilmente se te volverá a olvidar. Son procesos que están relacionados con los catarros, no suelen tener una causa alérgica desencadenante; así que tranquilos por una parte, pero ¡alerta por la otra!, porque una vez ha sucedido en una ocasión puede volver a ocurrir de forma repetida; igual que los catarros se repiten y se repiten y se repiten..... A veces decimos que cada niño tiene su punto débil, y aunque sea poco científico en el fondo es así; a unos les da por las bronquitis, a otros por las amigdalitis...pues a otros por las laringitis. Una frase graciosa entre los papis: "es que mi niño es de otitis" (¿de quién dices que es???? ¿Tuyo o de otitis? jejejeje).

¿Y ahora qué hago?
  • Bueno, pues una vez está el diagnóstico claro porque una foca nos ha despertado en mitad de la noche, hay que valorar en qué intensidad está afectando al niño. Si lo que vemos es que no para de toser, pero no escuchamos estridor ni vemos dificultad respiratoria, hay dos remedios que nos van a ayudar: 
    • 1. Como esto suele suceder cuando llega el cambio de temperatura y suele suceder de noche, que la temperatura es más bien fresquita: sácamos al niño bien abrigadito a la terraza o asomamos su cabeza a la ventana, que inhale el aire húmedo. Otra alternativa es que respire el vapor que se genera en el baño al abrir los grifos con agua muy caliente... ( ¿¿y qué hay de abrir la puerta del congelador?? Exagerado, ¡pero útil!)  Aunque muchos padres aún se sorprendren al escucharlo, otros muchos ya saben que este es un remedio fácil que muchas veces calma la situación. Al inhalar aire húmedo lo que se consigue es diminuir la sequedad de la mucosa inflamada y con eso rápidamente se nota alivio. Alguno de estos remedios no tiene una base científica firme, pero somos muchísimos los pediatras que hemos presenciado la evidente mejora con estas estrategias, por lo que, puede probarse (sin que esto conlleve una demora en ser valorado en el servicio de urgencias en caso que presente signos de alarma que así lo requieran).
    • 2. Ofrécele una dosis de ibuprofeno (lo que le corresponda por su peso). Su efecto antiinflamatorio actuará directamente en la inflamación de la garganta, disminuyendo también la tos (y a la vez bajando la fiebre en caso de que también tenga).
  • Si los síntomas son leves, probablemente con las pautas anteriores sea suficiente para pasar la noche sin tener que salir corriendo. En caso de que además de la tos presente algo de estridor, podemos probar también los dos pautas anteriores unidas, y esperar un ratito la evolución. Si con ello conseguimos que el estridor desaparezca y el niño pueda descansar, pues adelante: ¡buenas noches y mañana a pediatra!. En caso de que el estridor persista y/o se añada dificultad respiratoria de cabeza al Servicio de Urgencias. En el Servicio de Urgencias pediátricas si la situación es esta, la estrategia suele ser administrar algun corticoide oral y/o inhalado que nos ayude a desinflamar la laringe y permita mejorar el paso de aire. 
  • La fiebre como tal, no es un signo de alarma. Las laringitis, como proceso infeccioso que es, pueden ir acompañadas de fiebre sin que eso quiera decir que es un proceso más bueno o más malo, ni que requiera antibióticos.
  • Mantener al niño tranquilo también es una buena estrategia. Os daréis cuenta que a la mínima que llore, se agite o se enfade, la tos y el estridor aumentan. Así que, calma para todos. 
Aclaraciones varias. Recordemos que: 
  1. Los jarabes para la tos aquí no funcionan. Dale ibuprofeno. 
  2. El salbutamol aquí no funciona (el salbutamol es un broncodilatador, osea dilata la via aerea inferior, y en este caso lo que está inflamado es la via aérea superior)
  3. ¡Los antibióticos aquí tampoco funcionan! A no ser que haya alguna sobreinfección bacteriana que haya detectado tu pediatra en la exploración. 
  4. El aire húmedo les mejora: ¡abre las ventanas!
  5. Acude a urgencias si presenta: estridor que no mejora, dificultad respiratoria, si los labios cambian de color y son azulados o bien si detectas que babea mucho y no puede tragar. Todo ese puede querer decir laringe excesivamente inflamada y por la tanto dificultad evidente en la entrada de aire. 
PD: Os adjunto enlaces de documentos oficiales para los más curiosos. 
http://www.aepap.org/gvr/pdf/laringitis_p_gvr_5_2010.pdf.pdf
http://www.aeped.es/sites/default/files/anales/49-5-2.pdf

sábado, 10 de octubre de 2015

¿Sabéis que medicación es compatible con la lactancia?

En medio de los casos de la guardia aparecieron preguntas sobre este tema, así que... aprovechando los ratitos libres para escribirlo. El resto del puente... seguiré de guardia en la clínica, así que seguro se me ocurrirá algo nuevo:

¡Socorro! Estamos dando el pecho....y nos entra dolor de cabeza...¿¿¡Y ahora qué puedo tomarme!!?? ¿Os lo habéis preguntado alguna vez? Seguro que sí, porque a mí en la consulta sí que me han preguntado : ¡¡¡¿¿qué me tomo??!!

Os ofrezco una guía rápida de manejo  y veréis como en la mayoría de los casos podemos estar bastante tranquilos y ¡podemos quitarnos ese dolor de cabeza!. Yo creo que es un tema sobre el que se ha generado un aura de misticismo y miedo que ¡no es para tanto!. Medicamentos hay muchos, con diferentes formas de tomar, con diferentes metabolismos...y cada una de esas características es lo que va a hacer que ese medicamento pueda pasar por la leche de la mamá y llegar al bebé. Pero ya os adelanto, que la mayoría de los medicamentos son compatibles con la lactancia materna e inocuos para el bebé. ¡Mito desmontado!.

Todos conocemos los beneficios indiscutibles de la lactancia y todos conocemos lo dificilísimo que puede resultar la lactancia materna al principio...¡solo falta que se haga más difícil porque no podáis tomaros una medicación que necesitáis!. Eso llevaría a tener mamás incómodas, nerviosas y con dolor, y su consecuencia en los bebés puede ser un destete precipitado y sin ninguna necesidad.

Embarazo vs período de lactancia en cuanto a la toma de medicamentos
Estamos hablando de dos períodos muy diferentes. En uno de ellos el bebé está dentro y en el otro está fuera de la mamá. Por lo tanto, el medicamento va a llegar por diferente vía y en proporciones distintas e incluso impredecibles.

En el embarazo, casi todos todos los medicamentos pasan a través de la placenta y la concentración del fármaco en la sangre del niño y de la madre puede ser igual. Entendamos que la sangre de ambos está "comunicada", o más bien que "una es la continuación de la otra". De la forma en la que sabemos que funciona la circulación de la mamá y el bebé entedemos cómo llega el medicamento al feto; lo que no se sabe con tanta exactitud son los efectos que estos medicamentos pueden tener en el feto. Los laboratorios cuando experimentan con un medicamento lo hacen mediante animales, por lo tanto, los efectos del fármaco en un feto humano puede ser impredecible.

Sin embargo, durante la lactancia la cantidad de medicamento que recibe el pequeño a través de la leche materna es muy pequeña, y además en ello van a influir diferentes aspectos que intento detallar a continuación.

Aspectos destacables en la toma de medicamentos. 
  1. Como idea general, todo aquel medicamento que podría tomarse el niño sin problemas, también puede ser tomado por la madre.
  2. Todo aquel medicamento que la madre ha podido tomarse durante el embarazo puede tomarse durante la lactancia sin temor. Recordamos que es durante el período de gestación cuando la circulación de ambos va unida, por lo tanto el período en el que se deben tener más precauciones con la toma de medicamento. Si incluso en ese período está demostrado que no tiene efectos en el feto, no hay que sufrir cuando ya tenemos al bebé en casa entre los brazos. 
  3. Lógicamente. un lactante nunca va a recibir a través de la lactancia más medicamento del que tome la madre. Ese ya va a ser uno de los primeros mecanismos de seguridad. 
  4. Suponiendo el caso en el que sea necesaria la toma de un medicamento que sí sea considerado peligroso para el bebé, SÍ podría ser compatible con la lactancia si estamos seguros que pasa en una pequeña cantidad a través de la leche de la madre. En estos casos, hay que valorar el riesgo-beneficio de la situación. Si el riesgo de toxicidad para el bebé es muy bajo por el mínimo paso del medicamento a través de la leche y el beneficio para la madre es considerable, está bastante clara la decisión: lo que lleve al máximo bienestar de los dos; la mamá necesita estar bien para que su bebé esté bien. 
  5. Y respecto a la vía de administración y la lactancia: 
    • Todo fármaco de administración tópica se puede usar durante la lactancia, porque su actuación está limitada a una parte del cuero. En ellos se incluyen pomadas, inhaladores, colirios....
    • Todo aquel fármaco que no se absorva via oral, no puede hacer daño al bebé, porque no va a alcanzar el torrente de lactancia. 
  6. Y por último, comentar que en el caso de poder continuar con la toma de medicamentos, exceptuando casos puntuales que vuestro médico os informará, la hora de la toma del medicamento no tiene importancia en relación con su efecto en la lactancia. 
Bien, pero entonces...¿puedo tomarme un paracetamol?
¡¡¡¡Pues sí!!!!! Sin problema alguna con los conocidísimos paracetamol e ibuprofeno... igual que sin problema también con la toma de antibióticos habituales como las penicilinas...
Yo creo que más que poneros una lista de medicamentos, voy a daros un arma mucho más útil. Os voy a dejar el enlace de una de mis páginas webs de cabecera en el ordenador. Es la siguiente www.e-lactancia.org

En esta web lo que encontraremos es información sobre la compatibilidad de medicamentos y otros productos con la lactancia materna, elaborada por el Hospital Marina Alta (Denia, España). En ella lo único que tenéis que hacer es escribir el nombre del fármaco en el buscador. El nombre del fármaco podéis escribirlo según su nombre comercial, y en caso que no tengáis éxito en la búsqueda, escribís el nombre del principio activo. Un ejemplo de esto sería que si quiero saber si puedo tomar el "gelocatil", puedo escribir "gelocatil" en el buscador, que sería el nombre comercial o bien puedo escribir "paracetamol" que es su componente base, lo que llamamos el principio activo. 

La respuesta es muy sencilla: mensajes claros y colores. Si la respuesta es "riesgo bajo o muy bajo" y véis que se acompaña de un mensaje que pone "compatible con la lactancia": ¡adelante!¡sin miedo!¡no hace falta aguantar el dolor!. Si la respuesta es "riesgo alto o muy alto", el consejo en este caso es que hable conjuntamente con pediatra y con el médico prescriptor de este medicamente, para valorar conjuntamente el riesgo-beneficio de tomarlo o de no tomarlo, valorar la necesidad de la madre de ese fármaco, valorar si existen alternativas...en definitiva: DECIDIR EL MANEJO. 

Ahora ya, ¡sois unas expertas!
¡Feliz lactancia!

viernes, 9 de octubre de 2015

EN CONSTRUCCION: NORMAS EN CONDUCTA

NOTA:

Hace unos días Esther me sugirió un tema interesante sobre el cual escribir: "cuando y como empezar a poner normas a los pequeños de la casa". Me parece muy interesante. Pero dado que son temas que me dan respeto porque no considero que yo tenga las claves de una educación perfecta, no me atrevo a escribir yo sola este post. 

Va a ser muy interesante, porque vais a aprender vosotros pero también voy a aprender yo un poco más de este tema, y no solamente basado en "lo que yo crea", lo que "he leido por aquí y por allí". ¡Vamos a hacerlo bien!. Tendremos que esperar unos días para poder leerlo, pero para este post que ha solicitado Esther he pedido la colaboración de la Licenciada en Psicología Lidia Ramos. Me parece la forma más fiable, sensata y real de daros la información, ¿no?.

Las semejanzas a veces sí son reales, así que si el apellido os suena: sí, es verdad. Me ha parecido muy bonito que una propuesta vuestra me haya llevado a pedirle su colaboración. 

¡Gracias por la idea! ¡ y esperaremos el resultado!

¿INTERNET PUEDE ACERCAR AL PEDIATRA SI SE USA BIEN?


¡Que emoción!

Cuanto más cotilleo en el mundo de los blogs, más temas se me ocurren y más admiro a las compañeras que escriben. 

Probablemente va a ser dificil encontrar un tema para hablar sobre el cual no haya hablado nadie...¡no tengo tanta imaginación! Pero como mínimo, lo que sí quiero conseguir es que esta persona que está sentada aquí escribiéndoos sea alguien cercana para muchos de vosotros, a quién poder picar la puerta de la consulta. Eso es lo que son las compañeras que he seguido cuando escriben: personas cercanas a quien poder ir a ver, ese es uno de los puntos claves del éxito de estas nuevas tecnologías: ¡acercarnos! (alguna de ellas en Madrid, otra en Cantabria...), bien, pues yo por aquí. 

Ayer una mamá me animó a escribir, dándome alguno de estos argumentos que os comentaba para seguir con ello. Le parecía interesante, le parecía novedoso y le parecía enriquecedor que vinieran aires nuevos en el mundo de la pediatría, mentes abiertas que se quieran adaptar a las nuevas tecnologías, además de aceptar y sacar todo el provecho posible a los beneficios que éstas nos pueden aportar. 

¿Cómo lo veo yo? A mí me parece muy rico. Vivimos en un mundo en el que cada vez corremos más, cada vez tenemos menos tiempo, y cada vez tenemos más tecnologías. ¿Eso a dónde nos lleva? Pues bien, nos lleva a que las nuevas tecnologías pueden hacernos la vida un poco más fácil. ¿por qué no evitar pedir un día libre personal en el trabajo para ir a preguntarle al pediatra sobre la vacuna del meningococo? Evidentemente unas letras internautas nunca van a substituir una buena conversación cara a cara....¡no nos perdamos el contacto, no perdamos la riqueza del lenguaje no verbal...! pero a veces en un ambiente ya generado y asentado de confianza, puede facilitarnos el día a día. Un pediatra es un médico, y desde luego, en muchísimas ocasiones un médico debe ver, tocar y sentir para entender y poder guiar, eso no va a haber tecnología que lo substituya. Y así es como lo digo en el apartado de la "consulta online", que no todo se puede responder vía online, y es muy lógico y fácil de entender. Pero sí que es cierto, que la medicina es humanidad, que los enfermos se ponen nerviosos, que los padres a veces necesitan simplemente una mano amiga que les diga "tranquilos, tiempo"...etc...etc... y me parece interesantísima la posibilidad que ofrece internet para acercar a dos seres humanos: el paciente (o en nuestro caso los padres) y el médico. Creo que poco a poco debe ir desvaneciéndose ese papel del médico lejano, frío, inaccesible y con una palabra irrevocable. ¡Esto no es así! y así no creo que se llegue a ningún sitio. ¡estamos aquí y estamos cerca! 

 ¿Por qué se me ha ocurrido esto? Pues porque ayer me dijeron una frase que me generó sensación de pena: "Mira Raquel, yo es que he llegado a ir al pediatra con miedo a que me regañen. Me he sentido juzgada por si todavía daba el pecho a mis hijos a los dos años o no lo hacía o por sí mis hijos aún duermen conmigo o no". ¡¿Pero que esto?! ¡¿Y quién soy yo para juzgar sin apenas saber como vive cada uno en su casa, las condiciones que tiene y las posibilidades que le rodean?!. Un pediatra solo es un ser humano que muchísimas veces no lo sabe todo, pero que almenos sí que tiene los conocimientos médicos suficientes para poder ayudar a encontrar el camino adecuado uniendo conocimientos, sensibilidad, empatía e introduciendo en medio de esta mezcla la voluntad de los padres. 

Dicho lo dicho, la facilidad con la que podemos llegar a vuestras casas mediante un simple escrito por internet, convierte esto en un arma muy rica, desde luego...¡siempre que se use bien!. Sentido común: no todo se puede solucionar por aquí, pero a veces sí se puede aprender, sí se puede preguntar y sí se puede buscar una palabra de apoyo. ¿No os parece suficiente interesante como para hacerlo servir?

Yo creo que el camino futuro va a seguir por aquí.

jueves, 8 de octubre de 2015

TÚ PROPONES Y YO ESCRIBO

Buenos días, ¡ muy buenos!

Me he levantado ilusionada por sentarme en el ordenador a ver ¿qué ha pasaooooo? ¿295 visitas al blog en pocas horas? ... ¿qué ha pasaoooooo? Mil gracias, tantas como las que ya di anoche por los mensajes tan bonitos que recibí pocas horas después de publicar el post de presentación y que me dejaron casi sin dormir. Una servidora, de forma humilde, siempre piensa que en esta vida "va haciendo", siendo difícil de imaginar que tu papel muchas veces puede llegar a ser más influyente que todo eso y que alguna vez alguien te va a decir: gracias por ser así y hacer esto.  Para mí, que soy de lágrima fácil, es de emoción. 



Ahora sí, ñoñadas a parte, vamos al tajo. Son muchísimos los temas de los que se puede hablar, reflexionar...y supongo que el criterio que haré servir estará basado en las cosas del día que me vayan sucediendo, que me llamen la atención o que alguien me pregunte. Así que, aquí también puede ser así. Si hay algún tema que os interese especialmente que repasemos: 


TÚ PROPONES Y YO ESCRIBO

miércoles, 7 de octubre de 2015

Como afrontar la nueva temporada de infecciones sin morir en el intento.

Bueno, y poniéndonos a la faena.. ¿que mejor post que uno que hable de los malditos bichitos que van a dominar nuestras casas estos inviernos?. Pues ahí, va: ¡las infecciones del invierno ya empiezan a invadirnos!jejeje..... Mejor nos preparamos. Vamos a leer: 

Sin apenas darnos cuenta han refrescado las temperaturas, necesitamos chaqueta al atardecer pero nos sobra a primera hora de la tarde, los peques llegan sudados del cole porque parece que no acertamos con la cantidad de ropa adecuada….. Esto,  junto a que los niños parecen haberse adaptado ya a la vuelta al cole, significa que:  ¡¡¡se da por inaugurada la “temporada otoño-invierno”!!! Y con ella…. la frase más utilizada en invierno en las consultas de pediatría: “Pablito ha cogido un virus”.
No es nada nuevo decir que: las infecciones más frecuentes con diferencia en la época de frío son las infecciones de vías respiratorias (y en ello incluimos catarros, gripes, bronquitis, otitis….). Lo interesante para afrontar la época de frío es:

  1. 1.     Asumir que es una infección muy habitual en los niños, sin que ello tenga que significar directamente que tenga algún “problema de defensas”. Hagamos caso a las abuelas cuando graciosamente con sus frases quieren hacernos entender que el niño tiene que inmunizarse a base de esta serie de infecciones que mayoritariamente resultan banales.
  2. 2.     Conocer en qué medida podemos prevenirlas. Sin olvidar que el frío no lo vamos a poder cambiar, y éste precisamente, es el agente causal número 1.
  3. 3.     Conocer los signos de alarma de estas patologías o sus posibles complicaciones. Con estos conocimientos sabremos cuando acudir al pediatra o a un centro de urgencias en caso de necesidad.

¿Qué es un catarro?
Podemos hablar de catarro o resfriado cuando tenemos un episodio de mucosidad y tos. Técnicamente también le llamamos “infección de vías respiratorias altas” o “ catarro de vías altas”.
Los causantes de los catarros son casi exclusivamente los virus. Hay más de 200 tipos diferentes que provocan catarros. Los más frecuentes son los rinovirus.
Lo que sucede cuando nos invaden es que se produce una inflamación de la mucosa que recubre las vías respiratorias, en todo su trayecto, desde la nariz hasta los bronquios. De ahí la gran variedad de síntomas que puede producir, a veces unos, otras veces otros… De ahí que según el que predomino podemos nombrarlo más específicamente de una forma o de otra (siendo en global, un catarro). Si lo que predomina es la sensación de mucosidad nasal y la desagradable sensación de “nariz tapada” hablaremos de rinitis, si predomina enrojecimiento de faringe con dolor de garganta será una faringitis, si preferentemente presenta tos ronca (o tos de foca, tos de perro, u otros nombres varios con los que la conocen los padres) diremos que tiene laringitis y si notamos tos y ruidos respiratorios (los famosos mocos en el pecho o pitos) estaríamos ante una bronquitis. La fiebre también es un síntoma acompañante frecuente en estos procesos, sin que ello quiera decir que estamos ante un proceso más banal o más grave, que es lo que muchas veces preocupa a los papás. La fiebre es un signo de infección, ¡y un catarro es una infección!, por lo tanto, la fiebre puede estar presente. Sí es cierto que se suele ver con más frecuencia cuanto menor sea la edad de quien sufre el catarro.
Por norma general, son procesos habituales, banales y autolimitados, que se curan solos en el plazo de unos pocos días sin dejar secuelas y sin necesidad de medicamentos específicos, fuera de los típicos medicamentos sintomáticos para bajarles la fiebre y minimizar las molestias. Si hay fiebre, ésta no suele durar más de 3 o 4 días. La mucosidad y obstrucción nasal puede durar hasta una semana y pasa por diferentes fases hasta su curación: inicialmente es como “agüilla” que cae por la nariz; poco a poco se va espesando y se convierte en mucosidad blanquecina y en su última fase antes de la curación se convierten en amarillos o verdosos, sin que eso sea signo de complicación ni de necesitar antibiótico. Lo que suele alargarse bastante más en su curación es la tos, que puede llegar hasta 2 o 3 semanas (igual que comentaba con el color de la mucosidad, si no hay otros signos acompañantes preocupantes o de alarma como podrían ser la fiebre persistente o dificultad respiratoria, por norma no habría que pensar en la presencia de complicaciones.
En caso de complicaciones, requieren un manejo más específico: ¿Cuándo sospecharlas o cuando acudir al pediatra? (leer más adelante)
¿Por qué en invierno?
No se ha determinado una única causa que determine porqué en invierno hay más infecciones de este tipo, sino que confluyen una serie de factores que parecen predisponer a ello. El frío no es por sí mismo una causa directa, pero sí que es cierto que las temperaturas bajas y el clima frío es el ambiente en el que se siente más cómodo nuestro querido “rinovirus” (el nombre técnico que recibe el virus causante del mayor número de catarros de los niños y los no tan niños…entre otros muchos virus existentes).  Con estas temperaturas inferiores es cuando este agente causal tiene ventaja respecto a otros: aprovecha para replicarse y propagarse mucho más rápido que los demás, y ahí están: llegaron los catarros y desbancaron a las diarreas, llaguitas….y todos esos otros síntomas y virus con los que ya nos habíamos hecho íntimos amigos en verano. 
Además de esto, también hay un factor influyente mucho más personal, y es que nuestro sistema inmunitario tampoco reacciona con igual fuerza contra los bichos que cuando se está en un clima más templado.
Por lo tanto habrá que seguir haciendo caso a las mamás y abuelas cuando dicen: ¡A LA CALLE BIEN ABRIGADO! (o incluso quedarse en casa cuando se empiezan los primeros síntomas de una gripe).  Si nos mantenemos a temperaturas más cálidas y constantes nuestro sistema inmunitario trabajará con mayor capacidad.

¿Cómo se contagia?
La vía de contagio de los virus catarrales es a través de las secreciones que se expulsan al aire con la tos, los estornudos y la mucosidad, o bien también por medio de los objetos que han sido contaminados con estas secreciones.
La puerta por la que entran en el organismo del ser receptor es por la boca, la nariz o los ojos.  Es por este motivo que es tan frecuente su presencia y contagio en los niños pequeños, porque son los reyes compartiendo (o quitando) los juguetes y otros objetos (los tocan, los chupan…) y también tienden al contacto directo entre niños con las manos y la cara. Las manos juegan un papel muy importante como medio transportador de los virus.
Con estas explicaciones previas, es fácil entender que los niños se acatarran porque conviven con ellos otras personas que les contagian, bien niños o adultos, por lo tanto en el cole o en casa.
Una pregunta típica en las consultas es “¡Yo no estoy acatarrado y mi hijo sí, ¿cómo puede ser?!”. Pues es sencillo. La inmunidad de los niños es aún inmadura, más cuanto más pequeños, lo que quiere decir que su sistema de defensa desconoce a todos estos microbios hasta que ya ha ido estando en contacto con ellos otras veces. Es por esto que los niños se infectan con más facilidad y más veces….digamos que hasta que ha generado defensas suficientes contra cada uno de ellos. Los adultos, esa fase ya la pasamos, y cuando el niño nos tose en la cara, nuestro sistema de defensa se ríe de los microbios que van en las secreciones que nos acaba de regalar el niño. Dicho de otra forma, nosotros ya tenemos armas para combatir la mayoría de los virus que los nenes nos intentan contagiar. Os habéis preguntado alguna vez por casualidad ¿cómo lo hacen los pediatras?; si no fuera por este sistema de defensa ya trabajadito y con buena memoria, ¡¡¡no estaríamos casi nunca en la consulta cuando nos buscarais!!! ( ya sabéis por experiencia que mirarle la boca a los nenes nunca es tarea fácil, y sus microbios acaban en nuestras manos y nuestra cara….)
Como media, un niño puede sufrir entre 5 o 6 catarros anuales. Evidentemente, depende mucho del momento en el que se encuentre el niño, si va a guardería o no, si tiene hermanos mayores o no. Es sobre todo entre los 6 meses y los 2 o 3 años el período de máxima frecuencia. Por suerte, esta situación de mayor susceptibilidad es transitoria tal y como explicábamos previamente.  Parte buena de la guardería: es un estímulo incomparable para nuestros niños. Parte mala de la guardería: es probable que paséis 1/3 del tiempo en casa con el niño, sufriendo los síntomas de las infecciones que va a coger… pero sin desesperar: después al llegar al colegio van a ser unos expertos frente a sus compañeros “novatos” en el mundo de los resfriados.

¿Cómo evitarlo?
No existe una vacuna eficaz para su prevención. El motivo clave es que no existe un solo virus causante de estos cuadros, son demasiados.
Por lo tanto, los mecanismos de prevención van a tener que ser más físicos que medicamentosos. Debemos evitar la exposición a personas que puedan ser la fuente de contagio. El lavado de manos frecuente es uno de los mejores hábitos para no contagiar infecciones, con ellos  eliminamos los microbios de su medio de transporte: ¡las manos!
Y ante frases típicas que se escuchan en la consulta, recordemos que los niños no se enferman porque “ha salido al patio sin chaqueta” o “por una corriente de aire”. Los niños se enferman por el hacinamiento en las clases, o en el supermercado a hora punta con gente acatarrada….. Aunque evidentemente, esto no quita que debamos intentar mantener temperaturas constantes y evitar cambios bruscos, puesto que facilitamos así que nuestro sistema inmune funcione con mayor fuerza.

¿Cómo tratarlo?
El tratamiento de los catarros es únicamente sintomático, a pesar de la decepción que produce escuchar eso, decepción de la cual los pediatras somos conscientes. Es de entender que la mucosidad molesta, les hace llorar y comer menos; la tos incomoda y no les deja dormir y la fiebre…la fiebre produce histeria colectiva. Bien, pues hay ciertos mitos que hay que conseguir eliminar al igual que hay ciertos síntomas que tenemos que asumir que van a tener que padecerlos.
La tos, al igual que la fiebre, es un mecanismo de defensa natural de nuestro cuerpo. No quiere decir que dejemos al niño con fiebre por activa y por pasiva, pero si quiere decir que no hace falta tenerle miedo. Ofreceremos al niño antitérmicos en los casos que objetivemos que por él mismo no está siendo capaz de controlar la fiebre. A su vez, la tos ayuda a eliminar las secreciones, por lo tanto es una respuesta positiva de nuestro organismo que intenta evitar que está mucosidad de impacte en el árbol bronquial, momento en el cuál sí se pueden producir complicaciones. Por lo tanto, la idea a extraer de aquí es que deberíamos evitar los antitusígenos en la mayoría de los casos. Podríamos poner como excepción aquellos casos en los que el pediatra los prescriba por motivos más específicos, como por ejemplo aquellas toses secas que le impide el descanso por la noche.  Existen otros casos en los que sí daremos tratamientos más específicos, pero en esos casos no es para tratar la tos, sino para tratar el origen de la tos (podríamos estar hablando de broncodilatadores en caso de un niño asmático con tos porque está sufriendo un episodio agudo de broncoespasmo; o bien antibióticos ante un niño con tos y fiebre que se diagnostica de neumonía, en este caso la tos es por la infección bacteriana a nivel pulmonar y el antibiótico lo que pretende es erradicar dicha infección). En estos casos ya estamos hablando de complicaciones del proceso catarral banal inicial, por lo tanto, situaciones en las que ya debe ser el pediatra el que os guíe en el tratamiento adecuado.
Y por lo que respecta a la mucosidad nasal, un buen lavado nasal con suero fisiológico, y repetido cada vez que se necesite ha demostrado ser el mejor alivio de este síntoma. Al realizar un lavado nasal, despejamos la nariz del niño, con lo que le permitimos estar más cómodo, descansar mejor y comer mejor.
En el mercado hay multitud de medicamentos antitusígenos, mucolíticos, descongestionantes….y de libre venta. Como consecuencia se realiza un abuso de los mismos sin tener en cuenta el elevado número de efectos adversos demostrados. La eficacia de estos tratamientos está puesta en duda en los niños pequeños cuando se compara con medidas sintomáticas (lavados nasales, antiinflamatorios, antitérmicos…). Dicha falta de eficacia clara junto a la cantidad de efectos adversos que pueden presentar dado el libre uso que se realiza de los mismos, convierte a estos medicamentos en drogas que vale la pena minimizar, y en caso de necesidad , realizarlo bajo prescripción médica y con las aclaraciones pertinentes.

¿Cuándo debo preocuparme?
Un resfriado común debería autolimitarse en menos de una semana aproximadamente, con fiebre más o menos alta pero que también se autolimita en 3-4 días. Si así ha sido su evolución, hemos estado ante una infección viral que se ha resuelto. Si el proceso evolutivo es diferente podríamos estar ante una de las posibles complicaciones que los catarros puedan hacer, sin que pueda prevenirse con demasiada eficacia. Una de las peticiones de los papás en la consulta es que prescribamos medicamentos para evitar las complicaciones: bien, eso no existe. Como se describía anteriormente, podemos dar medicamentos para los síntomas, podemos ayudar a expulsar la mucosidad con los lavados nasales o permitiéndole la tos a los niños… pero los medicamentos para prevenir: NO EXISTEN.
El motivo por el cuás se complica un catarro también es una pregunta recurrente: tampoco hay respuesta clara. Depende de muchos factores entre los cuáles existe una predisposición personal que no conocemos y que muchas veces es con el paso de mucho tiempo da la cara manifestándose con muchos otros síntomas.
Dicho esto, solo cabe estar alerta, observar y en caso de sospecha, acudir al pediatra para poder tratar a tiempo estas complicaciones. En el resto de los casos, el reposo, los mimos y los tratamientos sintomáticos son la mejor ayuda para pasar esos días, sin que el pediatra pueda hacer nada más.
Deberíamos acudir al pediatra para revisar la existencia de complicaciones en los siguientes casos:
  • ·          Si la fiebre dura más de 3 días o bien si en lugar de ir descendiendo, con el paso de los días, sube de 39ºC (podría haber alguna infección bacteriana oculta.
  • ·          Si presenta dolor de oídos o secreción. (La otitis media es una complicación frecuente que a veces requiere tratamiento antibiótico)
  • ·          Si tiene respiración acelerada o dificultad respiratoria. (En ocasiones se asocian a neumonía o bronconeumonía, que podría requerir broncodilatadores y/o antibiótico). 
  • ·          Si escucha pitos (sibilancias) al respirar. Estaríamos ante una bronquitis
  • ·          Si los mocos en nariz persisten más de 10 días y estos son cada vez más espesos y malolientes. (A veces se complican con sinusitis)
  • ·          Si presenta tos de perro y ruido al respirar (pueden hacer laringitis, que requieren antiinflamatorios o corticoides)
  • ·          Si el niño está muy decaído y con poca actividad. 

Y no cabe decir, que también debe acudir al pediatra siempre que vuestra impresión sea que la evolución no es como debería o cuando vosotros, los papás necesitéis alguna aclaración técnica o soporte emocional con la situación, que sobre todo las primeras veces no es fácil.
¡Ánimo! Que la próxima vez que veáis moquitos en su nariz tenéis armas en vuestras manos para poder analizar la situación con la mayor objetividad posible.


¡Feliz cambio de tiempo!

Proyecto: recuperando pasiones

Una taza de café mientras mis perros me llenan la vida
¿Pasiones? una taza de café mientras observo jugar a mis perros 
Recuperando antiguas pasiones. Siempre me gustó escribir. Se interpusieron otras pasiones, o más bien diría, otras obligaciones. Y de golpe , el mundo de la lectura y la escritura quedó totalmente substituido por apuntes, fotocopias y mil libros de medicina a los que siguieron libros de pediatría, trabajos, artículos y guardias. 

Ha pasado el tiempo. No tanto como para poder dedicar todo el tiempo que me gustaría a otras muchas actividades, pero si lo suficiente como para poder enfocar el camino desde otra perspectiva, con otros objetivos personales y otro público con gustos y/o necesidades diferentes. 

Mi cara de jovencita como muchos papás me dicen al entrar en la consulta me delata: pero ¡novata no! y ¡se lo demuestro con las canas que me han dejado las guardias como señal de guerra! (aunque jovencita sí, y ¡a mucha honra!). Quizás sí es justo decir que por suerte debo estar dentro del cajón de los "principiantes" en este gran mundo de los niños. Y digo por suerte, porque quiero que me quede mucho por aprender : son muchas las experiencias vuestras que me van a servir de lección, son muchas las historias de otros pediatras que me sirven de guía, y son muchos los blogs de otros compañeros de guerra, pediatras valientes y mamás emprendedoras los que me sirven de referencia....por ser curiosos, no tener miedo y meter la naricilla en mundos nuevos. 

Siempre me gustó escribir. Y eso es lo que pretendo retomar aquí. No sé como, cuando ni con qué frecuencia. Pero quiero permitirme adentrarme en este mundo...quiero que me siga gustando leer blogs como el de la Dra. Lucía, y el de la Dra. Amalia, con ese enfoque para mamás que me encanta, aunque lo lea con ojos de pediatra. Y os diré más: ¡ son blogs de los que aprendo, y mucho, por muy pediatra que yo sea!.  ¿y por qué? Por qué tienen algo que yo no tengo, y les da una riqueza inmensa: son madres. Así que compañeros como ellas, para mí son un diamante valioso: unen la experiencia de años viendo entrar niños en la consulta, cada uno con una historia y una carga diferente y la experiencia, sabiduría y sensibilidad de ser madres. Esto da un enfoque a la pediatría que no tiene precio y que no se enseña en las facultades. Así que, compañeras, gracias por ser una referencia, y ahí llego yo por detrás, admirando vuestra tarea.

Por todo esto y mucho más, quiero estar en este mundo, quiero seguir leyéndolas, quiero seguir aprendiendo de cada nuevo paciente que entre por la puerta, quiero seguir siendo una mano amiga y quiero poder transmitir de alguna forma mis experiencias aquí, o más bien vuestras experiencias pero de la siguiente forma: vividas, entendidas, reflexionadas, estudiadas y transcritas en forma de lección médica para que todos aprendamos de ellas. 

Las canas que asoman por el color morento de mi pelo me dan la base suficiente para poder estar delante vuestro ofreciendo mi mano, pero a la vez, la ilusión por mi profesión, mi carácter exigente y la curiosidad de mi personalidad me hacen llevar unos ojos bien abiertos y las orejas bien limpias para no perderme ni una de vuestras experiencias. 

Nos vemos por aquí. Nos vemos por la consulta.