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miércoles, 3 de febrero de 2016

Su piel del pene no baja...¿FIMOSIS?

Fimosis. ¿Tirones? ¡¡¡NO TIRONES!!!!

¿Por qué será que esta es una de las preguntar más repetidas en las revisiones de los niños?

Supongo que porque han habido cambios en cuanto a la manera de manejar la situación en los últimos tiempos...de forma que se entra con facilidad en confrontación entre "lo que dice la vecina", "lo que dice la abuela que le hacía a sus hijos", "y lo que dice el pediatra el joven", y "lo que dice el pediatra mayor"

¡¡¡Pues a mí, mi pediatra me dijo que le empezara a bajar la pielecita!!! -dice la vecina, sin tener en cuenta que el pediatra le dijo eso cuando el niño tenía ya 3 años.

¡¡¡ Pues a mí, desde que nació, el pediatra me dijo que se la empezara a bajar, y mi pediatra es muy bueno, es el que me llevaba a mí de pequeña!!! - dice la mamá de un amiga de la familia, sin tener en cuenta que quizás si su pediatra veía a la mamá de pequeña es que han pasado muchos años... y los estudios han podido cambiar, ¿no?

¡¡¡Que las abuelas saben de lo que hablan!!!, que yo he críado a 3  -dicen ellas.¡Y no les falta razón!...pero.... LAS COSAS NO SON LO QUE ERAN, y es bueno ¿no?

Así que, invitemos a las abuelitas a que lean este post (sonrisilla).

¿QUÉ ES LA FIMOSIS?

La fimosis es un estrechamiento de la apertura del prepucio, es decir:  la piel que recubre el glande. De forma que lo que nosotros vemos, es que la pielecita que recubre el pene no se puede bajar... Evidentemente, eso es algo que a los adultos no les pasa, por eso la familia lo ve como algo que no es normal.

Pues bien, no es normal, no...pero ¡no es normal en los niños mayores!. En cambio, la gran mayoría de los recién nacidos tiene fimosis, es decir, la puntita está muy cerrada, sin que podamos retraer la piel y dejar al descubierto el glande. ¿Y qué? ¡¡¡PUES NADA!!! ¡¡¡ABSOLUTAMENTE NADA!!! Es totalmente normal.

Vale de acuerdo, al nacer no le hice nada como me dijiste, pero...¿y ahora qué tiene ya un año y sigue igual, que hago? - Pues lo mismo que te dije al nacer: ¡¡¡ABSOLUTAMENTE NADA!!!

Vamos a ver, la explicación es la siguiente. Digamos que el niño al nacer es inmaduro en muchos aspectos, físicos, emocionales.... Y a medida que va creciendo las cosas van cambiando ¿verdad? Pues con la pilila pasa lo mismo. A medida que el niño se va haciendo mayor, la fimosis y las adherencias (glande y prepucio pegados por tejido fibroso finito), van desapareciendo espontáneamente, de forma progresiva. Hay varios factores que influyen en que esto sea así, como por ejemplo:

  1. El propio crecimiento del pene, igual que crece la cabeza, ¡¡¡el pene también!!!. Y al crecer, necesita más espacio, y básicamente él por sí solito es el que va haciendo sus propios tironcitos de piel para caber en su capuchón. 
  2. Los niños empiezan a tener erecciones espontáneas, es decir, ¡¡el pene vuelve a crecer más de forma puntual y autolimitada, luego vuelve a su tamaño normal!!, y con ello, sucede lo mismo que en el punto anterior, él solito va haciendo sus propios tirones de piel para poder erectarse. 
  3. El propio pene produce una secreción blanquecina, que actúa como un lubricante natural, que a su vez va ayudando a que se vaya produciendo el despegamiento natural de la piel. 
Visto así....¿no pensáis que si el niño puede hacerlo solo, es mejor no tocarle? Yo pienso que sí. 


Este proceso no es igual en un niño que en otro, es decir, unos lo conseguirán antes y otros después. Habrá un pequeño porcentaje de niños que no lo conseguirán nunca. En ese caso, estos últimos son los que debemos ayudar...pero...¡¡¡¡un poco de calma!!!¿eso cuando?. Pues bien, tendremos que ayudarles cuando sean mayores.. Y cuando digo "cuando sean mayores", quiero decir aproximadamente a los 3-4 años, quizás antes, pero según factores muy puntuales.

En términos generales, aproximadamente el 80% de los niños a los 4 años ya se pueden retraer el prepucio sin problemas, sin haberles tenido que hacer NADA externamente. Por lo tanto, ante un proceso absolutamente natural lo más sensato es no hacer nada.

-¿Y MIENTRAS QUE HAGO? ¿LE LIMPIO? ¿LE TOCO?-


Lo recomendado desde el nacimiento es cuidar la higiene local, con una suave retracción de la piel hacia atrás, ¡hasta donde llegue de forma natural!, para poder limpiar la zona de los restos de orina del bebé o niño. Pero sin forzar, sin dolor y SIN TIRONES.


Lo que conocemos de antaño es que se recomendaba la retracción traumática del prepucio (el conocido tirón). Pues esto ACTUALMENTE ESTÁ CONTRAINDICADO. Además de producir dolor y rechazo por el niño, se pueden producir desgarros que como consecuencia generan cicatrices que empeoran la situación y el pronóstico de la fimosis.


-¿Y CUANDO TENGA 2-3 AÑOS, ENTONCES QUÉ?-
Pues lo que yo considero adecuado sería que, cuando veamos que el niño tiene la madurez suficiente como para ayudar en el proceso, aproximadamente 2-3 años, le enseñemos a que ellos solitos deben retirarse suavemente hacia atrás la piel (lo que puedan sin forzar), eso cada día, para limpiar correctamente. Por ejemplo, en el momento del baño. Esto va a colaborar con lo que ya va sucediendo de forma basal y natural.


- VALE, TENEMOS 4 AÑOS Y SEGUIMOS IGUAL. ¿SEGUIMOS SIN HACER NADA?-

Pues no, en este caso ya vamos a empezar a ayudaros. Esto es así, pero no porque no queramos haceros caso con anterioridad, sino porque tal y como describía antes, la gran mayoría antes de esta edad ya pueden retraerse la piel sin problema y sin haberles ayudado. En ese caso...¿tú que preferirías?. Si tu cuerpo es capaz de abrir esa piel solito...¿preferirías que te dejaran la pilila en paz o preferirías haberte ganado un tirón doloroso?. Yo vuelvo a tenerlo claro.

Eso sí, en ese pequeño porcentajes de niños que a esta edad siguen igual empezaremos a hacer un tratamiento con una pomada de corticoides. Tendremos que aplicarla a diario, 2-3 veces al día, durante varias semanas, consiguiendo con ello que se resuelvan el 75% de las fimosis que todavía quedan a esta edad. ¿Eso que quiere decir? PUES QUE EN UNA GRAN PARTE DE NIÑOS NOS HEMOS AHORRADO EL QUIRÓFANO.

Un pilar fundamental en el éxito del tratamiento con la pomada es su constancia. Insisto mucho en que hay que aplicarlo a diaro 2-3 veces al día. Se debe retraer la piel hasta donde se pueda, aplicar la pomadita, y mantener la piel así estirada sin forzar durante 30-60 segundos. Esto debe ser continuo durante 4 semanas seguidas. Este ciclo de un mes, puede repetirse hasta 3 veces si no ha habido éxito con los anteriores, siempre con un período en medio de descanso de unos 15 días, período en el que aprovecho para reevaluar qué hemos conseguido.

Si con alguno de estos ciclos conseguimos nuestro propósito: ¡GENIAL!. Ahora queda evitar que vuelva a cerrarse. Para ello debemos recordar a los niños que cada día deben seguir con la rutina de echarse la piel hacia atrás, pero no solo para evitar que se cierre, sino también por higiene, para limpiar la zona y así evitar infecciones.

- DOCTORA, ¿HABRÁ QUE LLEGAR A OPERAR?-
Pues bien, son pocos los casos que llegan a quirófano, pero algunos sí. Si a pesar de los ciclos con corticoide tópico no se consigue abrir la piel, no quedará más remedio que acudir al cirujano pediátrico. Éste lo que hará será una operación llamada circuncisión, es decir, extirpan la piel del prepucio quedando el glande siempre al descubierto.

-PUES A MI HIJO TUVIERON QUE OPERARLE ANTES DE ESA EDAD- 
Sí, puede ser.
Las motivos más habituales que pueden llevar a tener que operar con anterioridad a la edad descrita, pueden ser:

  • Cuando al orinar el prepucio se hincha como un globo (globo prepucial)
  • En los casos en los que es al retraer la piel del prepucio se produce un importante anillo de estrangulación del pene
  • La recurrencia de infecciones de orina que parezcan estar causadas por el déficit de higiene que puede provocar una fimosis importante. 
  • Infecciones de repetición del glande-prepucio, lo que denominamos "balanits"
  • Y otro motivo, en este caso de urgencia, sería en la parafimosis, es decir, una complicación que consiste en que una vez retraído el prepucio, el anillo formado es tan estrecho que no puede volver a su situación original, quedando el glande atrapado y estrangulado. 

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